El FC Juárez parecía tener el partido en sus manos y la victoria segura, pero la noche se transformó en una amarga lección de imprecisión y de cómo el fútbol puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Luego de superar a Tigres la semana pasada, los dirigidos por Martín Varini salieron con todo en el marcador, solo para ver cómo sus dos goles tempraneros se desvanecían en un empate que, a pesar de los esfuerzos, les sabe a poco.
La historia comenzó en el minuto 6, cuando, en una jugada de laboratorio, el brasileño Madson de Souza aprovechó un tiro de esquina. Colocado justo afuera del área, realizó un sutil pique al centro sin oposición y, con una zurda certera, puso el 1-0 en el marcador. No mucho tiempo después, en una situación casi repetida, Pachuca se vio desprovisto de la atención necesaria para detener al mismo artífice del gol. A pesar de que Guillermo Almada intentó frenar la incursión, Madson se quitó al rival y, en un despliegue de instinto, cabeceó para ampliar la ventaja antes del descanso.
Pero el partido no se quedó en el confort de esos dos goles. Con el control del juego, el equipo fronterizo tuvo claras oportunidades para seguir sumando, aunque un par de descuidos le costaron lo que prometía ser una noche memorable. La reacción de Pachuca llegó en la segunda parte, cuando, impulsados por la necesidad de revertir la situación, los Tuzos demostraron por qué nunca se les debe dar por vencidos.
El primer intento de los visitantes estuvo cargado de un toque de fortuna. Sergio Hernández disparó un riflazo que sacudió el arco, y el rebote le cayó a John Kennedy, quien no dudó en descontar al minuto 61.
La respuesta de Pachuca no se hizo esperar; tres minutos más tarde, Salomón Rondón, tras recibir un largo pase, definió con la diestra y selló el empate, dejando a los aficionados juarenses con un sabor amargo en la boca.
