El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó este martes de “terrorismo doméstico” los recientes atentados contra propiedades vinculadas al fabricante de vehículos eléctricos Tesla, cuyos intereses han despertado la atención política desde que Elon Musk, uno de sus asesores más cercanos, asumiera un papel destacado en el Gobierno federal.
Durante una entrevista en Fox News, la periodista Laura Ingraham preguntó a Trump si consideraba estos hechos como terrorismo doméstico. El mandatario respondió afirmativamente y aseguró que, una vez capturados los responsables –ya se ha informado la detención de algunos– se descubrirá que dichos actos estarían financiados por individuos con “una fuerte motivación política de izquierdas”.
En consonancia con estas declaraciones, la fiscal general estadounidense, Pam Bondi, sostuvo que estos ataques encuadran en la definición de terrorismo doméstico, lo que podría derivar en penas considerablemente más severas para los acusados. Según un comunicado del Departamento de Justicia, varias personas ya han sido imputadas en casos similares, los cuales conllevan sentencias mínimas obligatorias de cinco años de prisión. Bondi enfatizó: “Continuaremos las investigaciones que impongan severas consecuencias a los implicados en estos ataques, incluidos los que operan entre bastidores para coordinar y financiar estos delitos.”
Los incidentes se han registrado en diversos puntos del país, entre ellos Massachusetts, Washington y Carolina del Sur. Los ataques más recientes se produjeron este martes en concesionarios de Tesla en Las Vegas (Nevada) y Kansas City (Misuri), donde varios vehículos fueron incendiados. El diario The Washington Times informa que el FBI en Las Vegas investiga estos hechos como un posible acto de terrorismo, y el agente especial Spencer Evans advirtió: “A quienes consideren justificable o incluso admirable algo así, queremos informarles de que se trata de un delito federal. Los perseguiremos, los encontraremos y los procesaremos con todo el peso de la ley.”
Este episodio se suma a la polémica que ha rodeado a Tesla desde que su consejero general, Elon Musk, tomó el mando del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), organismo encargado de recortar gastos y la burocracia en el Gobierno federal, lo que ha incrementado la atención sobre las medidas de seguridad en torno a sus instalaciones y activos.
