Texas ha anunciado este sábado su intención de incluir en la próxima renegociación del T‑MEC disposiciones específicas para la distribución de agua fronteriza con México, en respuesta a una creciente crisis hídrica en la región.
En un contexto en el que la megasequía –agravada por el cambio climático– ha llevado a que embalses clave, como Falcon y Amistad, operen a niveles históricamente bajos (13% y 25% de capacidad, respectivamente), agricultores y autoridades texanas exigen mediante sus legisladores en el Capitolio que se restablezcan mecanismos de reparto equitativo del recurso hídrico. La situación es crítica, ya que la industria del fracking, la agricultura y el suministro urbano dependen en gran medida de este vital insumo.
El tratado de 1944 obliga a México a entregar agua a Estados Unidos en ciclos quinquenales; sin embargo, en el ciclo actual México ha cumplido con menos de un tercio de su obligación, lo que ha afectado a los productores del Río Grande Valley.
En respuesta, la administración federal texana está presionando para que en la renegociación del T‑MEC se incluya una cláusula que regule la distribución del agua de los seis ríos originalmente pactados, evitando así que se permita el uso de fuentes alternativas que, según el gobernador Greg Abbott, podrían comprometer la seguridad hídrica del Estado.
