El oeste de Texas enfrenta el mayor brote de sarampión en más de 30 años, con al menos 58 casos confirmados, según el Departamento de Servicios de Salud del estado (DSHS, por sus siglas en inglés). De estos, 13 personas han sido hospitalizadas y solo cuatro estaban vacunadas contra la enfermedad, altamente contagiosa y declarada erradicada en EE.UU. desde el año 2000.
Las autoridades sanitarias sospechan que la cifra real de contagios es significativamente mayor, estimando entre 200 y 300 casos, según reportó NBC.
El brote comenzó en enero en el condado de Gaines, una zona con baja cobertura de vacunación, y desde entonces se ha extendido a al menos tres condados vecinos.
Datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que, en el ciclo escolar 2023-2024, el 18 % de los niños en edad preescolar en Texas no recibió la vacuna contra el sarampión. La región afectada alberga a una importante comunidad menonita, grupo religioso cristiano de origen anabaptista.
El brote ocurre en un contexto de creciente oposición a las vacunas en el ámbito político estatal.
Actualmente, más de 20 iniciativas legislativas buscan flexibilizar las regulaciones sobre vacunación.
Además, la semana pasada, el Senado confirmó a Robert F. Kennedy Jr. como director del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), pese a su historial de desinformación sobre vacunas, incluyendo afirmaciones infundadas que las vinculan con el autismo.

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