En un amistoso que debía servir para afinar detalles rumbo a la Copa Oro, la Selección Mexicana de Futbol de Javier Aguirre fue exhibido por una Suiza práctica, contundente y mucho más concentrada. El marcador final, 4-2, reflejó no solo la efectividad europea, sino también los errores defensivos —y arbitrales— que condenaron al combinado nacional en Salt Lake City.
Buen inicio, mal desenlace
El partido comenzó con promesas. Aguirre apostó por un once ofensivo, dinámico, con Raúl Jiménez y Santiago Giménez al frente. Y por momentos, México dominó, tocó, llegó… pero no concretó. La conexión entre ambos delanteros fue lo más rescatable del primer acto, pero las fallas frente al arco, especialmente dos claras de Santi, hicieron que el esfuerzo se diluyera.
Y como dicta una vieja máxima del fútbol: el que perdona, pierde. Fue entonces que, en el minuto 20, Breel Embolo aprovechó un error de marca para abrir el marcador con un remate letal. Un mazazo que despertó las inseguridades del equipo mexicano, esas que aparecen en el peor momento.
La esperanza duró poco
Tras el descanso, el Tri mostró otra cara. Fue valiente, salió con intensidad y, al 51’, Giménez se quitó la maldición de casi dos años sin anotar con el combinado nacional al marcar de cabeza tras un excelente servicio de Raúl Jiménez. El empate parecía un punto de inflexión.
Pero entonces llegó el caos. La defensa, frágil durante todo el encuentro, se descompuso por completo. En una jugada claramente adelantada no marcada por el cuerpo arbitral, Amdouni empujó el balón a las redes frente a un Tala Rangel vendido por su zaga. La reacción fue más emocional que futbolística. El Tri se perdió entre reclamos, frustración y desconcierto.
El golpe final
Suiza olió sangre y no perdonó. Ndoye aprovechó la desorganización y puso el tercero con un disparo certero. Aunque Ángel Sepúlveda dio señales de vida recortando distancias con un gol que confirmó su buen momento, la esperanza duró poco. Rieder, ya en la recta final, colocó el 4-2 definitivo, sepultando cualquier intento de remontada mexicana.
Lecciones y urgencias
Más allá del resultado, lo preocupante fue la manera. México tuvo pasajes de buen juego, pero se desmoronó al primer golpe. Las fallas en defensa, la falta de contundencia y un arbitraje adverso desnudaron muchas carencias que el ‘Vasco’ Aguirre deberá atender de inmediato.
El siguiente reto será ante Turquía, el próximo martes, en el último amistoso previo a la Copa Oro. Una prueba más que no admite relajación. Si México quiere aspirar a algo en el torneo continental, necesita mucho más que buenas intenciones.
Porque si algo dejó claro este inicio de verano, es que las intenciones no ganan partidos. Y las desconcentraciones, sí los pierden.

Egresada de la Universidad de Columbia, cuenta con amplia experiencias en medios de comunicación electrónicos e impresos | En CMXNoticias desde 2018