En un gran fin de semana para su carrera, el australiano Oscar Piastri demostró que la perseverancia y el talento pueden abrirse paso en el exigente mundo de la Fórmula 1. Con McLaren a sus espaldas, el piloto consiguió lo que muchos consideraban inalcanzable: su primera ‘pole’ y, poco después, la victoria en el Gran Premio de China, consolidando además la racha victoriosa del equipo tras el éxito de Lando Norris en Australia.
La jornada se abrió con un monoplaza que se comportó de forma impecable durante toda la sesión, el australiano no se guardó elogios para su máquina y para el esfuerzo colectivo que lo llevó a la cima.
“Ha sido un fin de semana increíble de principio a fin. El coche se ha portado genial todo el tiempo. Estoy muy orgulloso”, declaró el piloto, reflejando la pasión y la satisfacción que solo se viven en el pináculo del automovilismo.
No obstante, la victoria en Shanghái llegó también como redención personal. Recordó con tono melancólico su experiencia en Melbourne, su ciudad natal, cuando un error en una curva le costó una oportunidad de podio y lo dejó en el 9º puesto. “Creo que es lo que me merecía desde el fin de semana pasado”, afirmó, dejando entrever cómo cada carrera, incluso las difíciles, forja el carácter de un gran competidor.
Otro elemento que marcó la jornada fue la inesperada evolución de los neumáticos. Durante los rodajes en el circuito shanghainés, la degradación y el comportamiento del granulado habían supuesto un reto constante para todos los pilotos. Sin embargo, en la carrera, los neumáticos demostraron ser aliados sorprendentes.
“Hoy fue un poco sorprendente que los neumáticos se portaran de forma tan diferente. Con los medios estuvo aún un poco complicado, pero mucho mejor que ayer”, explicó Piastri.
La eficacia de las gomas duras, que aguantaron hasta el final de la carrera, no solo permitió al australiano mantenerse firme en la lucha, sino que además contribuyó decisivamente a esa sorpresa feliz que culminó en la victoria.
