El velero Madleen, perteneciente a la Flotilla de la Libertad y con 12 activistas a bordo —entre ellos la reconocida activista climática Greta Thunberg— fue interceptado por las fuerzas israelíes en la madrugada de este martes cuando se dirigía a la Franja de Gaza con ayuda humanitaria. La embarcación llegó alrededor de las 21:00 horas (hora local) al puerto de Asdod, según confirmó la policía israelí.
El barco, de 15 metros de eslora y con dos mástiles, fue avistado desde la costa norte del puerto aproximadamente una hora y media antes de su entrada. Durante ese tiempo permaneció en el horizonte, hasta que cayó la noche y finalmente se dirigió a puerto escoltado por dos embarcaciones a una distancia de aproximadamente una milla.
La situación generó confusión a lo largo del día. Mientras el Gobierno israelí informó que el Madleen había sido remolcado directamente a Asdod, el equipo jurídico de la Flotilla sostenía que los activistas aún permanecían en el mar. Finalmente, se confirmó que los tripulantes ya se encontraban en territorio israelí.
La organización palestina Adalah, encargada de la defensa legal de los activistas ante tribunales israelíes, aseguró que los integrantes de la flotilla forman parte de “una misión civil” cuyo objetivo es romper el bloqueo sobre Gaza, y denunció que la interceptación del velero en aguas internacionales fue “ilegal”.
Por su parte, las autoridades israelíes planean deportar a los activistas. “Muy pronto, ya que no tenemos intención de retener a estas personas, serán devueltos a sus países de origen”, declaró David Mencer, portavoz del Gobierno israelí, durante una sesión informativa con medios. También deslizó críticas hacia la misión, al afirmar que “más que una flotilla con ayuda humanitaria para Gaza, era un yate para selfies”.
Mencer agregó que permitir la llegada del barco a Gaza “abriría las compuertas al terrorismo respaldado por Irán, a extremistas de todo el mundo y a pseudoactivistas en busca de titulares”.
Israel mantiene un bloqueo total sobre la Franja de Gaza desde el 2 de marzo, prohibiendo el ingreso de alimentos, agua, medicinas y combustible, bajo el argumento de que Hamás se apropia de esos suministros. A pesar de una leve reapertura el pasado 19 de mayo, organizaciones como la ONU han advertido que decenas de miles de gazatíes ya enfrentan niveles críticos de hambre.
