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domingo, noviembre 9, 2025
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Crawford acaba con Canelo y de convierte en el primer campeón indiscutido en tres divisiones

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La noche en Las Vegas quedó marcada como una de las más trascendentes en la historia reciente del boxeo. El reinado de Saúl “Canelo” Álvarez en los supermedianos terminó ante un Terence “Bud” Crawford que no solo ganó, sino que dejó claro que su nombre merece estar entre los más grandes. El estadounidense se impuso por decisión unánime con tarjetas de 116-112, 115-113 y 115-113, resultado que lo convirtió en el primer campeón indiscutido en tres divisiones, una hazaña inédita.

El duelo fue presentado como un choque de titanes: el poder y peso natural del mexicano frente a la calidad técnica del norteamericano. Muchos pensaron que el físico inclinaría la balanza hacia Álvarez, pero la realidad fue otra. Crawford demostró una superioridad estratégica y boxística que, incluso para él mismo, parecía difícil de asimilar cuando levantó los brazos al final.

Durante los dos primeros asaltos, Canelo recordó por qué ha sido considerado entre los mejores libra por libra en los últimos años: presionó, conectó y se hizo sentir. Pero el dominio fue pasajero. A partir del tercer round, Bud comenzó a trabajar la pelea con precisión quirúrgica, imponiendo su jab incansable que, aunque no devastador, cumplió con el cometido: desgastar y sumar puntos.

El mexicano intentó cortar el ring y buscar el golpe de poder, pero la historia se repitió, como en su pelea frente a William Scull: cada intento fue respondido con ráfagas de golpes claros, no necesariamente fuertes, pero suficientes para marcar diferencia en las tarjetas. La frustración se fue acumulando en Álvarez mientras su indiscutido se desmoronaba ante sus ojos.

En los asaltos de campeonato, Canelo buscó el nocaut que le diera la épica, pero nunca encontró el espacio ni la contundencia. Crawford, por el contrario, mantuvo la calma, esquivó lo necesario y golpeó lo justo para confirmar lo que ya se sentía en el ambiente: la noche era suya.

Cuando sonó la campana final, los jueces no tuvieron dudas, y probablemente nadie en la arena tampoco. El triunfo fue rotundo. Crawford celebró incrédulo, consciente de que había escrito una página monumental en la historia del boxeo. Y el mundo lo reconoció: estamos ante un gigante de la disciplina, uno que despojó al Canelo de su trono.

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