De forma casi milagrosa, Chivas se impuso en casa 1-0 al Puebla para sumar su quinta victoria del Clausura 2025 y mantenerse con vida en la lucha por un lugar en el Play-In. Con 20 puntos, el conjunto de Gerardo Espinoza se instala momentáneamente en la décima posición, aunque sabe que no depende completamente de sí mismo. Ganar el Clásico Tapatío ya no es un deseo: es una necesidad.
El gol que mantuvo viva la llama fue obra de Erick Gutiérrez al minuto 36. Un zapatazo lejano, con fe y convicción, que venció a Julio González y desató el júbilo entre los más de 40 millones de Chivahermanos que siguen creyendo. Ese tanto fue suficiente para sellar una victoria sufrida, en la que Guadalajara dominó sin brillo y dejó escapar oportunidades que podrían haberle dado mayor margen rumbo a la última jornada.
Desde el inicio, el equipo rojiblanco mostró su intención de atacar a un Puebla sin rumbo, que no gana desde la Jornada 8. Sin embargo, el arranque fue tibio y carente de ideas claras. La primera de peligro llegó al 20’, cuando Miguel Gómez mandó un centro a la cabeza de Alan Pulido, pero su remate fue manso y terminó en las manos del arquero camotero. Después lo intentó el “Piojo” Alvarado en un tiro libre que se fue por encima.
Hasta que apareció Gutiérrez, decidido y valiente, para romper el cero con un derechazo que se incrustó en las redes. El 1-0 le inyectó energía a Chivas, que antes del descanso tuvo otras dos oportunidades claras: primero un disparo desviado de Gómez y luego un intento de Teun Wilke, que no logró concretar tras recibir de Pulido.
El complemento fue otro cuento. El ritmo decayó y las emociones escasearon. Puebla adelantó líneas y puso a prueba al arquero Eduardo “Dragón” García, quien respondió con seguridad ante un potente disparo de Franco Moyano. Del otro lado, Yael Padilla se animó desde lejos al 72’, pero su tiro se fue abriendo hasta perderse por la línea de fondo.
La polémica de la noche llegó con la entrada de Javier “Chicharito” Hernández, quien fue recibido entre abucheos por parte de su propia afición, molesta por su bajo rendimiento. El ambiente en la grada osciló entre la ilusión y el desencanto. La tradicional ola y los cánticos de “¡Chivas, Chivas!” se apagaron pronto entre rechiflas por la falta de contundencia.
A pesar de eso, Guadalajara tuvo un par de oportunidades más. Gilberto Sepúlveda cabeceó desviado en un tiro de esquina al 85’, y Puebla respondió con dos sustos finales: primero un disparo cruzado de Gustavo Ferrareis que se paseó por el área, y luego un tiro con veneno de Emiliano Gómez que fue desviado por el “Dragón” en el último suspiro.
El silbatazo final de Katia Itzel García fue un respiro. Chivas sigue soñando con el Play-In, aunque sabe que la última jornada será una batalla en varios frentes: deben vencer a su acérrimo rival, Atlas, en el Clásico Tapatío, y esperar que Pumas y Mazatlán no sumen.
