El Ministerio de Salud controlado por los hutíes informó que el número de fallecidos por el bombardeo estadounidense sobre el puerto petrolero de Ras Issa, en la provincia de Al Hudeida (mar Rojo), ascendió a 74 “mártires”, mientras que los heridos alcanzan los 171, según un balance preliminar.
Los equipos de ambulancias y de protección civil continúan la búsqueda de desaparecidos y la identificación de víctimas tras el ataque ocurrido la noche del jueves.
Por su parte, el Comando Central de Estados Unidos (Centcom) declaró haber destruido dicha terminal de combustible, asegurando que los insurgentes se beneficiaban económica y militarmente de la venta ilícita de petróleo para financiar sus operaciones.
En su comunicado, Centcom sostiene que Ras Issa —junto con los puertos de Al Hudeida y Salif— canaliza cerca del 70 % de las importaciones y el 80 % de la ayuda humanitaria que llega a Yemen, según datos de la ONU, y que las “ganancias de estas ventas ilegales sostienen directamente las actividades terroristas de los hutíes”.
El ataque, explica Centcom, busca privar al grupo de ingresos que habrían financiado sus “esfuerzos para aterrorizar a toda la región durante más de diez años”.
Los hutíes calificaron el bombardeo como un “crimen de guerra” y acusaron a Estados Unidos de violar la soberanía y la independencia de Yemen. En su comunicado, los rebeldes subrayaron que Ras Issa es una “infraestructura civil vital que ha servido al pueblo yemení durante décadas” y denunciaron que el ataque pretende impedir la llegada de “suministros esenciales” y castigar al país por su apoyo al pueblo palestino.
En respuesta, el ministro de Información del Gobierno yemení reconocido internacionalmente, Muamar al Eryani, responsabilizó a los hutíes de haber convertido el puerto en un “centro de contrabando de armas y combustible iraníes”, así como en una fuente de financiamiento de “actividades terroristas” durante los últimos diez años. Asimismo, recordó que, por orden del presidente Donald Trump, desde el 15 de marzo Estados Unidos sostiene una campaña intensiva de bombardeos contra posiciones hutíes en Yemen para debilitar sus capacidades militares y proteger la navegación comercial en el mar Rojo.
En los últimos días, los insurgentes han respondido con ataques contra buques de guerra estadounidenses e israelíes, y afirman que alrededor de un centenar de civiles ha muerto por las operaciones aéreas de Washington.
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