Con gol solitario de Ramón Juárez, las Aguilas del América se llevaron la victoria por la mínima ante unas Chivas que dominaron, pero no supieron aprovechar sus oportunidades. El duelo más esperado del fútbol mexicano, como tantas veces antes, demostró que en estos partidos el favoritismo queda de lado.
Chivas llegaba como el equipo en mejor forma, con confianza y con la etiqueta de favorito. El América, por otro lado, enfrentaba una crisis interna, con malos resultados recientes y cuestionamientos sobre el proyecto de André Jardine. Sin embargo, como bien dicen los viejos sabios del fútbol, en un Clásico no importa cómo lleguen los equipos: todo puede pasar. Y así fue.
El dominio rojiblanco y la falta de gol
Desde el silbatazo inicial, Chivas mostró su intención de adueñarse del balón. El equipo de Veljko Paunović controló la posesión y se impuso en casi todos los duelos individuales. Su intensidad y presión alta incomodaban a un América que no encontraba la manera de generar peligro. Sin embargo, lo que brilló por su ausencia en el conjunto rojiblanco fue la definición.
La gran figura trágica de la noche fue Armando “La Hormiga” González. El joven delantero tuvo hasta tres ocasiones clarísimas de gol, pero los nervios y la inexperiencia le pasaron factura. La más increíble ocurrió cuando falló un disparo con el arco completamente abierto, una oportunidad que todo el estadio esperaba ver terminar en gol. Fue uno de esos momentos en los que el tiempo parece detenerse y nadie puede creer lo que acaba de pasar.
América aprovecha y se lleva el triunfo
En un partido donde Chivas parecía destinado a romper el empate, América encontró su única luz de esperanza en una jugada inesperada. Corría el minuto 30 cuando un balón rebotado en el área rojiblanca terminó en los pies de Ramón Juárez. El defensor americanista, en un rol poco habitual, se encontró solo frente a la portería y no dudó: con un remate certero venció a Tala Rangel, quien nada pudo hacer para evitar el tanto.
El gol fue un mazazo para Chivas. Todo su esfuerzo, todas sus llegadas y control del partido se vieron opacados por un solo error en defensa. América, hasta entonces pasivo y superado, encontraba el gol que cambiaría el rumbo del Clásico.
A partir del gol, el Rebaño Sagrado no se rindió. Siguieron siendo el equipo que proponía, que llegaba con más claridad, pero la historia se repetía: la falta de puntería. “La Hormiga” González continuaba fallando lo que en otro partido habría sido el gol del empate. El América, replegado y apostando al contragolpe, encontró en su portero Luis Ángel Malagón a un muro impenetrable.
En los últimos minutos, Chivas se lanzó con todo al frente, dejando espacios enormes en defensa que América intentó explotar. Sin embargo, el equipo de Jardine tampoco estuvo fino en los contragolpes, y el marcador ya no se movió.
Con este triunfo, América parece resurgir en un momento clave de la temporada. La victoria no solo les da tres puntos, sino que los levanta anímicamente tras semanas de incertidumbre.
Asi Jardine respira aliviado, y las Águilas se perfilan para una semana de nueve puntos en una jornada doble que podría ser decisiva.
Por otro lado, Chivas se va con un sabor amargo. Fue mejor en el campo, controló el juego, pero sin goles no hay triunfos. El equipo de Paunović deberá trabajar en la definición si quiere volver a competir en los momentos decisivos.