Después de semanas con turbulencias futbolísticas y anímicas, finalmente este sábado las Águilas del América dejaron atrás sus fantasmas y firmaron una victoria redonda por 5-0 sobre Mazatlán, un resultado que les permite cerrar la fase regular en el podio de la clasificación, como mínimo en la tercera posición. Era el bálsamo necesario antes del inicio de la Liguilla, un reencuentro con el gol y la confianza frente a un rival que ya no tenía nada que pelear.
Y es que lo mejor que podía pasarle al equipo de André Jardine en este cierre de torneo era medirse a un conjunto endeble, sin motivación ni objetivos. Mazatlán llegó sin aspiraciones, pensando ya en las vacaciones y en el obligado replanteamiento de cara al siguiente certamen.
El partido se decantó rápidamente. Apenas al minuto 3, Javairô Dilrosun, uno de los jugadores que rara vez ha brillado, agitó el juego con un desborde por la banda y centró al área, donde Víctor Dávila, ocupando de nuevo el puesto de ‘9’, se elevó para cabecear al fondo. Gol tempranero y cuesta abajo para el visitante.
A partir de ahí, América sobrellevó el trámite con naturalidad. Con un once modificado por las bajas, con Reyes jugando como contención y Zendejas cargado a la izquierda, los azulcremas no encontraron oposición seria. Mazatlán fue un rival sin arrebato ni intensidad, sin fútbol ni garra, apenas compitiendo por orgullo.
El segundo tanto no tardó. Al cobro de un córner, Zendejas colgó la pelota al segundo poste y apareció Álvaro Fidalgo, sin marca, para rematar con dirección y colocar el 2-0. Todo era fiesta para Coapa, que al cuarto de hora ya tenía sentenciado el juego.
La superioridad era evidente. América dominaba a placer, mientras el equipo de Víctor Manuel Vucetich apenas ofrecía señales de vida. Su única aproximación real fue un disparo lejano de Jordan Sierra que Luis Malagón controló sin apuros. Un club que hoy luce como un cadáver deportivo, lejano del nivel competitivo que exige la Liga MX.
Antes del descanso, América cuidó a los suyos. Malagón, con molestias en el tobillo, dejó el partido por precaución. Ya no hacía falta arriesgar nada. El trabajo estaba hecho, y lo que quedaba era disfrutar.
En la segunda mitad, América no bajó el ritmo. Apenas comenzaba el complemento cuando Katia Itzel García marcó un penal rigorista sobre Zendejas. Víctor Dávila lo ejecutó con frialdad para firmar su doblete y el 3-0. La goleada estaba en marcha.
Mazatlán, sin alma, sin dirección, simplemente se desmoronó. Fidalgo volvió a aparecer para anotar el cuarto y minutos después, ‘el Búfalo’ Salvador Reyes Aguirre, en su regreso, selló la cuenta con el quinto. América cerró así una tarde de reconciliación con su afición, un mensaje de que quiere pelear en serio por el título.
Ahora viene lo importante: la Liguilla. Las Águilas llegan con la moral alta, el gol reencontrado y la esperanza del “tetra” para su afición.